En lugares donde todos la aman, la respetan, la veneran, la comentan y la visualizan.
Un talento perfectamente inútil, erróneo e innecesario, que es más un escudo protector de enfermos, ignorantes que buscan un espacio en un mundo que los repudia de espalda, y en la mayoría de los casos se les arrodilla de frente.
Que nace en los corazones de personas que hacen con otros lo que por temor no hacen con ellos mismos, «destruir vidas».
Talento que se alimenta con el auspicio de los medios de comunicación y el olvido de los mundos prometedores de tranquilidad y felicidad. Único talento que deja como premio rostros tristes, llenos de dolor, ansiosos algunos de venganza, lo cual conforma su principal semillero de interesados en obtenerlo.
Talento que despreciamos los que podemos y queremos pensar un poco. Se puede combatir con pelotas, libros y guitarras, desde el momento en que nacemos y el respeto tome protagonismo en la vida de las personas, familias y la sociedad misma.
Ese será el día en que dejaremos de intentar conseguir éste talento.
Andrés Alberto Amador Bernal
Amador 
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